El Reflejo - historia de terror

Hace años, en un pequeño pueblo, existía una leyenda urbana sobre un espejo maldito que perteneció a una familia desaparecida en circunstancias misteriosas. La historia decía que si alguien permanecía frente al espejo después de la medianoche, podría ver algo… diferente. Nadie sabía bien qué se veía, pero aquellos que se atrevieron a quedarse solos en esa casa abandonada aseguraban que el reflejo cobraba vida propia.

Raúl, un joven escéptico de 18 años, no creía en esas "tonterías". Una noche de Halloween, desafió a sus amigos a pasar la medianoche frente al espejo. Con solo una linterna y su celular para grabar el evento, entró en la casa. Los muebles polvorientos y las paredes con moho daban al lugar un aire siniestro. Al final de un largo pasillo, justo donde la oscuridad parecía volverse más densa, lo esperaba el viejo espejo.

Mirándose, Raúl encendió su linterna y se quedó quieto. Los minutos pasaban, y solo veía su reflejo… hasta que de repente, algo en el espejo se movió. Al principio pensó que era un efecto de la luz, pero no era él quien se movía. Era su reflejo, sonriéndole con una sonrisa que él no estaba haciendo.

Raúl retrocedió, pero su reflejo permaneció en el mismo lugar, observándolo con ojos oscuros y huecos que empezaban a supurar un líquido negro. Mientras intentaba escapar, sintió una fuerza extraña que lo atrapaba, y antes de que pudiera gritar, el reflejo atravesó el espejo y lo sujetó de los brazos, tirando de él hacia el vidrio frío y oscuro.

Lo último que se escuchó fue su grito. Al día siguiente, su celular fue encontrado frente al espejo, mostrando una grabación: el espejo vacío, excepto por el reflejo de Raúl que ahora permanecía del otro lado, con los mismos ojos oscuros y huecos, sonriéndole a quien quiera que mirara. Nadie sabe qué le ocurrió a Raúl desde esa noche, pero la leyenda del espejo maldito continúa, y la grabación… aún sigue desapareciendo y apareciendo misteriosamente en celulares y computadoras cercanas.

Dicen que si lo ves, corres el riesgo de ser el siguiente en encontrar ese reflejo espeluznante. Y cuando sonríe… es tu turno de quedarte atrapado en el espejo para siempre.

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